Hoy, que puedo, quiero honrar el DOLOR
Por tanta incomodidad estéril que me busca y de la que huyo arrastrada pero nutrida
Por la vida que me recuerda, de esa humanidad y amor que me habita y me ensancha, y a su vez que me llora desolada
Por el silencio que me abruma y me aísla, me congela y me enseña
Por la vulnerabilidad que me desborda, me rompe, me agrieta... Y me cuida
Por cortarme el aliento, amputarme el corazón, asfixiarme el paso mientras me recuerda cuál era mi horizonte
Por el vacío abismal que arranca toda mi intimidad de mi capacidad y posibilidad y claridad, por derrumbar mis creencias más profundas y entregarme humildemente nuevos gestos de vida
Por traerme la gratitud. Por tanto. Por tanto. Y por tanto más que ni llego a darme cuenta de cuánto agradezco y lo poco que lo hago
Por, a pesar de todo, recordárme que soy un océano vivo de movimento, que más allá de lo inherte y desierta que esté mi alma, hay tanto que vive en mí
Por mostrarme, recordarme y ampliarme la profundidad inabastable de la vida
Abriéndose paso a nuevos sentires, a ampliar la mirada, a amplificar la piel
Que de las cenizas, de los musgos y sus gusanos florezcan nuevos poros en los que acercarme más a la nada, al todo, al abismo y al mar